Ayer fue el cumpleaños de mi papá. Y por eso hicimos lo que se hace en los cumpleaños: comimos muchas papas fritas y tomamos coca-cola, tuve que saludar a muchas personas, y después de un rato le cantamos "payos" a mi papá.
Pero en este cumpleaños pasaron dos cosas distintas a los otros cumpleaños a los que yo había ido.
Primero que nada habían muchas velas en la torta. Yo me acuerdo que para mi cumpleaños había una sola vela. Pero ahora había como seis, quizás por eso mi papá me pidió a mi y al Pablo que le ayudaramos a soplar. Asi es que nosotros tres nos juntamos alrededor de la torta y soplamos con todas nuestras fuerzas para apagar las velitas. Fue divertido.
Y segundo que nada, las personas no le traían regalos a mi papá, sino que todas llegaban con botellas en la mano. ¡Y yo que estaba esperando para ayudarle a abrir los regalos! Parece que a mi papá no le importó porque siempre recibía la botella y después abrazaba a la persona y le decía gracias.
Y lo más bueno del cumpleaños es que no solo vinieron personas grandes a ver a mi papá, también vinieron niños. Estaban mis primos mellizos, estaba un niño nuevo que se llamaba Ignacio, y estaban el Marco y el Antonio que son super amigos de mi hermano Pablo. Bueno y también estaban los vecinos, el Martino, el Renzo y el JeanPiero... pero ellos siempre estan, porque son vecinos. Y todo fue super divertido porque con los niños jugamos al basketbol (que es un juego que mi mamá dice que se llama futbol), y que es pegarle a la pelota con el pie. Tambien jugamos a correr y arrancar, y anduvimos en bicicleta. Y yo creía que todo iba a ser divertido pero no fue así. También los niños fueron super malos conmigo.
Por ejemplo el Ignacio no me quería prestar la bicicleta, él solo quería subirse. Yo le fui a decir a mi mamá, pero ella me dijo que el Ignacio era màs chiquitito y que era un invitado asique yo tenía que dejarlo jugar con la bicicleta. ¡Que rabia! Tuve que andar solo arriba de mi moto. Pero cuando el Ignacio vino a pedirme la moto yo no se la presté. Mi mamá me dijo que se la prestara, pero yo no quise.Y lo más malo fue al final. Cuando ya se fue el Ignacio y se habían ido los vecinos, el Pablo junto con el Antonio y con el Marco hicieron una casita afuera en el patio. Adentro de la casita tenían una linterna, y unas frazadas y espadas y juegos. Y yo tambièn quería entrar a la casita. Pero no me dejaron. Y pusieron una reja para que yo no pasara. Yo fui a decirle a mi mamá, y mi mamá le dijo al Pablo "Pablo, juega con tu hermano", pero el Pablo dijo "No porque el Camilo nos rompe todo". Buuuuuaaaaaaaaaa, decía yo. Entonces mi mamá me tomó en brazos y me llevó donde estaban los grandes, "No, allá no, buuuaaaaaaaaa", le decía yo, pero ella no me hizo caso. Y entonces vi a mi papá. Y mi mamá le contó a mi papá. "Lo que pasa es que no quieren jugar con el Camilo". Y entonces yo dejé de llorar porque sabía que mi papá iba a llevarme a la casita y le iba a decir al Pablo que me dejar entrar. "Papá ven", le dije yo. ¡Y mi papá hace lo que nunca, nunca, nunca me había imaginado! Me dice, "Camilo, así son las cosas, siempre los grandes le hacen esos a los chicos, pero alguna vez tu vas a ser grande". Buuuuuaaaaaaaaaa. ¡Quiero ser grande ahora!
1 comentario:
Que ironia Camilo! Mientras tu llorabas por ser grande, me imagino que tu papa secretamente lloraba por ser chico(buuahhhhh)!
En fin, un abrazo cuñadito a la distancia con motivo del cumpleaños. Me alegro que lo hayas pasado bien
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