Y ahí fue que yo descubrí esto: a los grandes les gusta que digamos palabras grandes. Cuando yo digo una palabra grande mi mamá me llena a besos o empieza a decirle a mi papá: "escucháste lo que dijo Rodrigo". Y además de eso, en general ella se pone tan feliz conmigo que hace justo lo que yo quiero.
Entonces, estoy tratando de decir palabras largas, y para hacer eso, aprendí un truco. Se llama "ita". Entonces en vez de decir "caca", uno dice "caquita", en vez de decir "noche", uno dice "nochita", en vez de mamá, ahora yo digo "mamita". Y así. Y funciona. Es así:
¿Mamita, es de nochita?
Sí, asi es que te tienes que ir a acostar.
No. Yo no quiero tutito.
Sí, Camilo, te voy a bañar y de ahí nos vamos a acostar.
¿vamos a lavar el pelito?
Sí, nos vamos a lavar el pelo.
No, pelito no está sucio.
Bueno, ya, te bañas sin lavarte el pelo.
Ya.
Sí, asi es que te tienes que ir a acostar.
No. Yo no quiero tutito.
Sí, Camilo, te voy a bañar y de ahí nos vamos a acostar.
¿vamos a lavar el pelito?
Sí, nos vamos a lavar el pelo.
No, pelito no está sucio.
Bueno, ya, te bañas sin lavarte el pelo.
Ya.
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