Ibamos en el auto el Camilo y yo. Ambos en silencio. Cada uno en lo suyo. De repente, del asiento de atrás, interrumpe mis pensamientos la siguiente pregunta:
- Mamá, ¿los payasos se portan bien?
- ¿Cómo? (quedo un poco confundida con la pregunta)
- ¿Los payasos se portan bien?
- Sí, claro.
- Mamá yo quiero ser un payaso para portarme bien.
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