martes, 17 de octubre de 2006

Fui modelo por un día

El domingo fui a la casa de mis abuelos. Como siempre que salimos mi mamá anda con un bolso grande donde lleva todas mis cosas. Y el domingo además de llevar mi bolso, mi pelota, mi silla, ella también llevó algo que ella quería llevar: una camara de fotos.
La verdad es que yo no entendía porque era tan importante llevar la camara de fotos. Pero cuando llegamos donde mis abuelos, lo primero que dice mi mamá es: "¡¡Miren tenemos camara de fotos digital!!" Y mi abuelo Carlos, mi abuelita Maria Paz, mi tía Mile, todos se agolpan a mirar un cuadradito chico que es la camara de fotos. Y mientras miran, empiezan a preguntar ¿pero cómo? ¿De donde salió? Tantas preguntas. (¿Y cómo a mi nunca me han preguntado de donde salió mi pelota, o mis pañales, o mis libros?) Lo raro de esto es que yo pensé que mi mamá se iba a enojar que le hicieran tantas preguntas, y la apretujaran entre todos preguntandole cosas. Pero no. En vez de eso, se sienta en la mesa y se pone a hablar de lo más entretenida y cuenta una historia, en que todos se ríen y la felicitan. "El Rodrigo compró un numero de rifa, y se ganó esta camara de fotos... Lo malo es que no la sé usar".
Yo no sé si fue por la última frase que ella dijo, o porque mi abuelo se entretiene mucho aprentando botones, la cosa es que mientras yo hacía cualquier cosa, ahí estaba o mi abuelo o mi mamá con la cámara de fotos frente a sus ojos y apuntandome a mi. Aquí hay algunas fotos del día en que fui modelo por un día.

Acá estoy yo tirándole un chute a mi abuelo.












Acá estoy con mi mamá, leyendo un libro sobre la fauna silvestre.














Y aquí estoy yo, al final del día, cuando ya el deporte y la cultura me habían hecho sentir muy pero muy cansado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Camilo, te voy a contar algo para que cuando tu seas grande no cometas los mismos errores de tus padres. Cuando uno compra un nuevo aparato, sea un auto, una máquina fotográfica o un juguete, siempre viene con algo que se llama “manual de instrucciones”. Allí se indica como usar el nuevo aparato y las precauciones que hay que tomar para que el aparato no se transforme en algo peligroso. Los chilenos, como siempre nos pasamos de vivos y creemos que las sabemos todas, nunca leemos los manuales de instrucciones, porque estamos convencidos que toda instrucción será obvia, así que simplemente empezamos a explorar los aparatos y, las mas de las veces, descubrimos que no funcionan. Y ahí empiezan las elucubraciones que tu seguramente oiste: “…¡dile a Rodrigo que vaya a reclamar!” o …¡seguro que como Rodrigo se la ganó en una rifa, la máquina estaba mala!” o …pero Carlos ¿cómo no vas a saber cómo funciona?, etc. etc. ¿te acuerdas? Nunca hagas lo que hicieron tus padres y mejor imita a tu abuelo Carlos. Siéntate tranquilo y lee el manual de instrucciones. Verás que las más de las veces, podrás hacer funcionar cualquier aparato. Fue lo que yo hice y que hizo posible que tu actuaras de modelo. Ahora, entre nosotros, debo decirte que a veces los manuales de instrucciones son harto ridículos. La mayoría de ellos parte haciendo unas recomendaciones bien curiosas como “evite ducharse mientras toma una foto” o “una rayo puede dañar permanentemente su máquina” o tratándose de un cuchillo: “siempre tome el cuchillo por el mango, o en el caso del papel higiénico: “corte por la línea punteada”. Te recomiendo que cuando seas grande leas a un escritor peruano famoso, Julio Cortázar, que ha escrito varios de estos manuales de instrucciones.

Anónimo dijo...

Felicitaciones por la suerte en la rifa! Ahora me podran saturar de protectores de pantalla.

Me recuerda a cuando me gané un paquete de rayitas (a punto de vencer) en la rifa de "su almac irrarrazaval". Que gran experience!

Muñoz: me parece regio que sigas fiel a los manuales de instrucciones. El rumor es que son escasos los hombres que siguen ese camino...