jueves, 21 de agosto de 2008

Recuento

Hemos estado algo ausentes del blog porque estas semanas han sido de mucho "ajetreo". En primero lugar, la semana pasada, el Camilo estuvo enfermito con mucha fiebre y tos, lo cual impidió que fuera al jardín infantil, que lanzara sus frases célebres, y que la madre pudiera dedicarse a labores lúdico-laborales.

En segundo lugar, luego que él se recuperó, me tocó el turno a mi, quedando el fin de semana (en realidad solo el viernes y sábado) confinada a mi hogar, dada la cercanía que yo requería de un baño (dejaremos la explicación hasta ahí).

Y finalmente, el día martes, fue el cumpleaños del gran Rodrigo Cornejo, padre de la criatura, quien el día anterior decidió que lo celebraría el mismísimo martes, y no el sábado, como había pensado en un primer momento. La celebración implicó una rica once a la cual fueron invitados familiares y amigos. El Camilo se "lució" (si fue en forma positiva o negativa depende del cristal del que lea) sacando fotos (que pronto subiré), persiguiendo a sus primos mellizos de un año y medio, subiéndose a su mesa y saltándo de ahí al sillón, y sacándo a relucir una faceta del tipo "este juguete es mío". Pese a ello, la tolerancia del grupo de adultos, y de los primos chicos fue a toda prueba y se concluyó que su conducta simplemente obedecía a la exitación propia del momento y de los cumpleaños.

El día de ayer, ya todo más calmo, luego que Camilo se haya zampado la comida y jugado amigablemente con unos bloques de madera que le fueron regalados para el día del niño (otra actividad de estas semanas), le digo que se tiene que ir a acostar. Subimos al segundo piso. Allí, ocurre la siguiente conversación:

- "Camilo, anda a hacer pipí y lávate los dientes"
- "Mamá, eso es muy fácil."

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