Yo sabía que quería que mi embarazo llegara a su fin... pero la verdad es que nunca pensé que mis deseos se harían tan pronto realidad. De hecho, quizás fue un poco antes de lo ideal. Porque como algunos sabrán, yo soy de esa clase de personas que deja todo para última hora. Y la verdad es que la semana que recién pasó yo pensaba: armar la cuna, ordenar el closet para hacerle un espacio a la ropa de guaguito, comprarle sábanas a la cuna, lavar y limpiar el coche que era del Camilo, lavar y limpiar la silla nido y la silla de auto y revisar cuáles de las ropas que guardé del Camilo le quedarían bien a Gaspar. Sin mencionar, por supuesto, aquellas tareas fantasiosas e idílicas como "durante el pre-natal voy a tejerle ropita a la guaguita" (tenía la lana comprada), o "haré una bitácora con los grandes hitos nacionales y mundiales que ocurrían durante la espera". En todo caso, a mi favor está lo que comentaba en el post anterior mi hermana comentarista: teoricamente quedaban 20 días para el nacimiento, y por ende, para todas las tareas mencionadas.
Pero el tiempo es relativo, y la verdad durante mi pre-natal, no hice casi nada de todo lo mencionado. Por un lado porque tener un pre-natal y un niño de 3 años no siempre son compatibles (me imagino que esto es peor cuando hay más niños chicos dándo vuelta); sumado a que no logré desconectarme totalmente del trabajo hasta el día lunes 27 de Octubre, es decir el día antes del gran día. Lo que sí alcancé a hacer durante mi pre-natal fue lavar la ropa seleccionada o comprada con detergente hipoalergénico, y también revisé la ropa de Camilo para encontrarme que la mayoría era de invierno y que no me serviría (rescate solo dos "piluchos"). También encontré todas las partes de la cuna, lo que es un primer paso antes del armado final. Y bueno, en eso estaban mis planes cuando llegó el bendito Martes 28 de Octubre.
Ese día martes yo tenía control médico, y felizmente el Rodrigo ya desde mi sexto o séptimo mes se hacía el tiempo para acompañarme a todas mis citas médicas. Por lo tanto llegamos juntos. Ante la pregunta del médico: "¿Como te has sentido?" Mi respuesta fue: "Bien, aunque cada vez tengo más contracciones, pero en ningún caso estas son cada 5 minutos, y tampoco son terriblemente dolorosas." (Esas eran las dos condiciones que me habían indicado eran signo inecuanón de trabajo de parto). "Muy bien, déjame examinarte." Y me examinó. Luego me dijo: "Te tengo que dejar hospitalizada, estas con dilatación. Tu hijo nacerá dentro de las próximas 8 horas". Casi me muero del impacto. Bueno y de ahí en adelante comenzó una serie de acontecimientos que nada tuvieron que ver con las miles de ideas que me asaltaban en mis noches de insomnio previas.
Los acontecimientos fueron los siguientes:
- Nos devolvimos a la casa. Allí armamos el bolso (aquello que teoricamente uno debe tener listo), me duché, llegó abuelita Pachi a armarle el bolso al Camilo (saliendo con dos grandes bolsos), el Rodrigo hizo muchas llamadas telefónicas, mientras yo intentaba infructuosamente sacarme una foto para la posteridad.
- Salimos de la casa y pasamos a dejar al Camilo al jardín (ahora suena absurdo, pero nos quedaba en el camino).
- Y tres horas después de haber salido del hospital estabamos de vuelta allí, ya con un bolso en la mano, cámara de fotos con pilas, y un poco más de tranquilidad... solo un poco. Y mientras el Rodrigo hacía papeleos en admisión, yo me senté a esperar afuera al solcito. Estas son las últimas fotos de mi embarazada, parada afuerita de la maternidad a minutos de ser internada.
Y luego de esta última foto, cruzamos las puertas de la maternidad y entré a traer al mundo lo que sería un hermoso niño llamado Gaspar.
...continuará.
2 comentarios:
Oye que onda con ese comentario corporativo? Me niego! Lori, Rodrigo, Pablo, Camilo y Gaspar los felicito por que al fin se conocieron todos. Espero se hayan gustado y que vengan puros buenos tiempos y buenos post por delante.
Besos,
Camila (la comentarista ofical de este blog, como dice mi titulo honorario)
Solo una aclaración a la bloguera: la palabra inecuanón, no existe. La expresión correcta es “sine qua non”, que es una locución latina, que literalmente significa 'sin la cual no'. Por lo tanto tu frase entre paréntesis debió decir “(Esas eran las dos condiciones que me habían indicado eran signo sine qua non de trabajo de parto)”. Lo curioso es que tu hermana Milena usa la misma expresión. Papá
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