Cuando voy a acostar al Camilo, le doy las buenas noches a él con un beso y un abrazo y después también le doy un beso a su guaguá. Y "les" digo "Que duerman bien".
Una noche el Camilo me pregunta:
"¿Mamá, mi guaguá es tu amiga?"
Plop. ¿Será que se puso celoso de "mi relación" con su muñeca? ¿Será que es mucho más evolucionado que yo, y se sorprendió que yo "le hablara" a un vil juguete? Si se confirma la primera hipotesis, creo que me esperan largas jornadas de celos para cuando nazca mi guaguita (la verdadera, por si acaso). Si creyera en la segunda hipótesis significa que los niños de hoy en día vienen demasiado evolucionados para un ser "animista" como yo.
2 comentarios:
Es muy bello mi sobrino! No creo que sean celos, es solo curiosidad...
Besos,
Cuando nació Manuel, mi segundo bebé, Francisco tenía seis años.
Cuando llegamos a casa, lo miró fijo y me dijo: Mami ¿y si lo devolvemos?
Un poquito de celos va a tener, pero se pasan rápido.
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