lunes, 28 de julio de 2008

Para qué

Me habían advertido de la etapa de los porqué en los niños... pero nunca me habían advertido de los "para qué". ¡Son terribles y dificilísimos de responder!
Esta etapa en el Camilo comenzó hace algún tiempo, sin embargo ahora último se ha agudizado, y es especialmente prolífica cuando vamos en el auto. Creo que hace unas dos semanas que cada vez que volvemos de la casa de "abuelita Pachi", el Camilo y yo solemos tener la siguiente conversación:

"Mamá, ¿para qué son los carabineros?"
(pregunta muy compleja de responder)

- Para ayudar a la gente si hay un choque de autos.

"Y para qué más?

- Para ayudar a los autos cuando no funcionan los semaforos

"Y para qué más?"

- Para ayudar a los niños que se pierden a encontrar a su mamá

"¿y para qué más son los carabineros?"

- No sé Camilo, para eso no más.

"¿Y si viene un león a la calle?"

- Los carabineros llaman a las personas del zoológico para que se lo lleven.

"¿Y dónde se lo llevan?"

- Al zoológico.

"¿Y si viene un monstruo?

- Los carabineros se lo llevan lejos de los niños.

"¿Adonde lo llevan?"

- Lejos. (he intentado variantes a esta respuesta, de la índole, de "a la cárcel", "a la comisaría", entre otras, sin embargo las preguntas posteriores se hacen mucho más complejas, por lo tanto, ya esto optando por lo simple e inespecífico de la respuesta "lejos".

Luego de un rato en que a mi ya no me quedan respuestas y empiezo a responder con monosílabos, el Camilo cambia la pregunta:

"Mamá, ¿para qué sirven las ambulancias?"
(menos mal, esto es más fácil)

- Para llevar gente enferma al hospital.

"¿Qué gente?"

-Las personas que tiene accidentes o se hacen heridas.

"¿Y qué hacen en el hospital?"

- etc, etc., etc.


Pero hoy, durante la comida, en forma totalmente inesperada para mi, el Camilo aparece con las siguientes preguntas:


"Mamá, ¿para qué son las jirafas?"

- (plop)... (luego de un minuto de pensar, y de la insistencia en la pregunta, yo digo), "para comerse las hojas de los árboles"

"¿Y para qué más?

- Para saludar a los pajaritos que están muy altos.

(Felizmente para mi, esa última respuesta lo dejo más satisfecho. ¡Salvada!, pensé yo, sin embargo, después de comer una cucharada más de lentejas, me pregunta:


-"¿Y para qué son los leones?"

No detallaré las absurdas respuestas que comencé a dar, pero después de los leones, vino la pregunta por los elefantes, y finalmente,

"Mamá, ¿y para qué son los chanchos?"


Creo que después de estrujar mi cerebro un rato, culminé todo diciendo:

"Ya, Camilo, cómete la comida rápido que nos tenemos que ir a acostar".

Pero, no contaba con que él había estado atento a todas las respuestas. Y en el momento en que se estaba lavando los dientes, se acercó a la llave de agua para tomar agua directamente del grifo y al hacerlo se golpeó levemente la frente con la llave. Levanta la cabeza y me dice:

"Mamá, ¿tenemos que llamar a la ambulancia?"


sábado, 19 de julio de 2008

¿Mi guaguá es tu amiga?

Cuando voy a acostar al Camilo, le doy las buenas noches a él con un beso y un abrazo y después también le doy un beso a su guaguá. Y "les" digo "Que duerman bien".

Una noche el Camilo me pregunta:

"¿Mamá, mi guaguá es tu amiga?"


Plop. ¿Será que se puso celoso de "mi relación" con su muñeca? ¿Será que es mucho más evolucionado que yo, y se sorprendió que yo "le hablara" a un vil juguete? Si se confirma la primera hipotesis, creo que me esperan largas jornadas de celos para cuando nazca mi guaguita (la verdadera, por si acaso). Si creyera en la segunda hipótesis significa que los niños de hoy en día vienen demasiado evolucionados para un ser "animista" como yo.

miércoles, 16 de julio de 2008

Mucho y poco

Estoy aprendiendo cuántos dedos son mucho y cuántos son poco. Yo sé que un dedo es poco y que tres dedos son mucho. Porque yo tengo tres años y soy grande. Igual el Pablito tiene 10 años y también es grande.

Y además mi mamá me dijo que cuando yo tenga 8 años voy a poder irme sentado en el asiento de adelante del auto. Yo todos los días le pregunto: "¿Mamá, cuándo voy a tener 8 años?" Y ella siempre me empieza a decir que falta mucho que primero voy a tener otros años... y dice muchos números hasta el ocho. ¡Igual como un cuento que tiene mi abuelita Pachi que se llama la Gallina Francolina, y que puso un huevo en la cocina y puso 1, puso 2, puso 3, puso 4, puso 5, puso 6, puso 7, puso 8, y se comió un bizcocho! Asi mismo me dice mi mamá. Pero lo que yo sé es que 3 es mucho y 5 también es mucho. Pero 1 es poco.


Entonces, cuando mi mamá me va a acostar a veces ella no quiere quedarse acompañándome hasta que yo me duerma. Entonces yo le digo: "Mamá acompáñame un ratito", y ella me dice "Un ratito no más, que yo también estoy cansada.", y yo le digo, "Acompáñame tres". Y ella me dice, "te acompaño un ratito corto." Y yo le insisto, "Un ratito largo, de tres", y mi mamá me dice "No, un ratito no más." Pucha. "Mamá, ¿me acompañas uno?" Y ahí ella me dice, "Sí, te acompaño uno".



domingo, 13 de julio de 2008

Ayudando al papá

El domingo el Rodrigo y el Camilo madrugaron para lograr terminar de pintar la pared del patio, que habían empezado a pintar el día anterior ¡bajo una suave llovizna y a las 7 de la tarde/noche!. Creo que de día y sin lluvia es mejor. Y lo terminaron. Aquí fotos e impresiones de la tarea.



Bueno, y este último video es solo una chochera mía. Es que hace algunos días atrás plantamos esas lindas flores con el Camilo, y me sorprendió que al preguntarle ¡el se acordaba cómo se llamaban! Ídolo.

martes, 1 de julio de 2008

Haciendo el jardín

Me he enterado hace poco que mi mamá se puso a escribir en ¡mi blog! ¡Sin ni siquiera avisarme! Bueno, ahora estoy aprovechando que ella está en el trabajo para yo apropiarme del computador. ayudando al jardinero
Lo que les quería contar era sobre los maestros. En mi casa han venido muchos maestros. El sábado vinieron otros y arreglaron todo el patio. Los maestros tienen mucha fuerza porque pueden levantar una carretilla con mucha tierra y también pueden sacar con una pala muchas plantas. Yo también sé ayudarlos. De hecho un maestro me dio un chocolate porque yo lo había hecho muy bien.

Todo empezó cuando el sábado llegó un camión super grande y echó mucha tierra justo afuera de mi casa.


Y después de eso, los maestros entraron en una carretilla toda la tierra y la pusieron en mi patio. A mi me gusta la tierra asi es que yo también ayudaba a entrar tierra. Y después de eso los maestros subieron a la carretilla unos rollos llenos de pasto y lo pusieron arriba de la tierra. Asi es que ahora hay pasto en mi patio.
El maestro me dijo que yo tenía que pisar super fuerte el pasto para que se pegara a la tierra, asi es que yo ayudé saltando y caminando por encima. Lo único malo es que cuando yo estaba ayudando a tirar tierra arriba del pasto no vi que había un hoyo en el suelo y ... me caí adentro del hoyo. Menos mal mi mamá estaba justo al lado mío y me ayudó a pararme y me sacudió toda la tierra. Mi mamá encontró tierra hasta ¡adentro de mi cuello y en mi guata!, asi es que me dijo que me tenía que bañar en la noche. Que fome, a mi no me gusta bañarme si es que me tengo que lavar el pelo.
Bueno, y después de poner todo el pasto y echarle un poco de tierra encima, el maestro me dijo que lo ayudara a regar. Yo sé hacer eso porque en mi casa vieja yo también regaba.
camilo regando
Al final mi patio quedó super lindo, y con mi mamá y mi papá fuimos a comprar flores y yo compré una flor rosada que también mi mamá me dijo que podía plantar. Cuando la plante se las muestro.